Pulidos

El porcelanato y los cerámicos difieren principalmente en su composición, proceso de fabricación y características de absorción de agua, lo que afecta su resistencia y durabilidad.

Composición y proceso de fabricación: El porcelanato se fabrica a partir de arcillas finas y minerales prensados y cocidos a altas temperaturas, lo que resulta en un material denso y resistente. Los cerámicos, por otro lado, se componen de arcillas más gruesas y minerales, cocidos a temperaturas más bajas, lo que produce un material menos denso y más poroso.

Absorción de agua: El porcelanato tiene una absorción de agua mucho menor (0.5%) en comparación con los cerámicos (3% – 7%), lo que lo hace ideal para áreas húmedas como baños y cocinas. Los cerámicos son adecuados para áreas menos expuestas a la humedad.

Resistencia y durabilidad: Debido a su baja absorción de agua y proceso de fabricación, el porcelanato es más resistente y duradero que los cerámicos. Es menos propenso a la abrasión, al desgaste y a las manchas, lo que lo convierte en una opción ideal para áreas de alto tráfico. Los cerámicos son resistentes pero pueden ser más susceptibles al desgaste y a las manchas debido a su mayor porosidad, lo que puede requerir un mantenimiento más frecuente.

El tipo de pegamento dependerá del nivel de absorción del revestimiento elegido y de los tamaños de la placa.  Para las cerámicas se utiliza adhesivo común, mientras que para los porcelanatos se recomienda utilizar un adhesivo de tipo Flex.

El término “rectificado” se aplica a cerámicas y porcelanas especiales que requieren de un proceso de fabricación más específico con el objetivo de crear piezas más exactas y perfectas.
Los bordes de los cerámicos rectificados modernos son afilados, las esquinas tienen exactamente 90 grados y son perfectamente planos. Debido a que las piezas rectificadas pueden ser más propensas a astillarse en los bordes, se agrega un bisel muy fino para su protección.

El mantenimiento del porcelanato no es difícil, pero requiere un enfoque específico según su ubicación y estilo. En áreas de alto tráfico como recepciones, pasillos y cocinas, es esencial barrer o aspirar diariamente para evitar daños por partículas abrasivas. Luego, se recomienda limpiar con una solución de agua tibia y jabón neutro o agua con vinagre de alcohol dos o tres veces por semana. En dormitorios u áreas menos transitadas, barrer un par de veces a la semana y limpiar con un paño húmedo cada 15 días es suficiente. Se debe evitar el uso de productos abrasivos o ácidos, optando por limpiadores neutros diseñados específicamente para porcelanatos.

Busca materiales antideslizantes para evitar caídas.
Opta por acabados mate o satinados en lugar de brillantes o esmaltados.
Prioriza materiales duraderos y resistentes al agua.
Asegúrate de que el diseño del piso se ajuste al estilo general del baño.